Constituye la prática religiosa antigua del Vietnam, anterior al budismo y al confucianismo. Y la única que observan muchos vietnamitas, ya que para honrar a sus antepasados no es necesario ir a la pagoda,
Constituye la prática religiosa más antigua del Vietnam, anterior al budismo y al confucianismo. Y la unica que observan muchos vietnamitas, ya que para honrar a sus antepasados no es necesario ir a la pagoda. Basta con quedarse en casa y rezar por ellos ante un altar erigido en su memoria. Todos los vietnamitas practican este culto domestico desde la noche de los tiempos, ya que creen que las almas de sus antepasados sobreviven despues de la muerte y protegen a sus descendientes y a la familia. Por eso, son las primeras a quienes se recurre para pedir la curacion de un nino enfermo, el exito en los negocios, etc. Los vietnamitas tienen, pues, la costumbre de rezar y honrar a sus antepasados, pero sobre todo cuando se cumple el aniversario de su muerte. Segun la tradicion, los encargados de perpetuar el culto son los varones, pero en el caso de que solo haya descendencia femenina, las ninas ya pueden encargarse de mantener viva la tradicion.
Si un hombre muere sin descendencia, si el incienso ha dejado de que- mar en su altar, su alma queda condenada a vagar eternamente por no haber sido honrada durante los aniversarios de su muerte. No existe peor maldicion para una familia.
El altar de los antepasados tiene un lugar preponderante en todas las casas vietnamitas, donde constituye el centro del hogar; en algunos casos ocupa incluso una habitation entera. Es comoentrar en una capilia... dedi- cada a los espiritus, a la memoria, a la devotion y a la cohesion familiar. Es un instrumento de cohesion, un simbolo de la solidaridad entre gene- raciones. Las grandes decisiones se toman delante del altar y los hijos se casan tambien en este lugar (sin la presencia de ningun mediador religioso ni sacerdote).
Algunos altares son maravillosos muebles antiguos y otros, una simple mesa de madera blanca sin pretensiones: Io que cuenta es el espiritu. Solo figuran los antepasados hasta la cuerta generacidn, con sus nombres gra- bados en tablillas de maderas nobles o con sus fotos enmarcadas junto a un candelabro. Mds all£ de la cuarta generacidn se cree que las almas de los difuntos ya se han reencarnado.
Cuando un vietnamita fallece, los miembros de su familia se ponen una cinta blanca, el color del luto, en la cabeza. Después, queman el cadaver del difunto (la incineración) y sus cenizas se guardan en una urna funeraria que se deposita en una pagoda. Esta práctica es relativamente reciente, debido a la escasez de suelo. Al cabo de tres meses y diez di'as se celebra una ceremonia para que el alma del difunto vuelva a habitar la urna, que lleva una foto suya de joven. En las zonas rurales existen otras tradiciones funerarias. Cuando mueren, se les entierra en sus tierras, en medio de sus arrozales o incluso en sus huertos. Cuanto más ricos son, mas suntuosas son las tumbas.